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miércoles, 11 de julio de 2007

Comentarios de Cine "Una Loca familia"

Luego de esta actualización repentina ire colocando sus comentarios semana a semana para que observen y lean lo que este erudito en el arte opina de los estrenos semanales

Una loca familia

Rowan Sebastian Atkinson vuelve a las andadas como un pastor protestante que, preocupado por encontrar las palabras para un sermón perfecto, despreocupa a su familia.

lanacion.cl Sábado 7 de julio de 2007


Por JOBLAR

Rowan Sebastian Atkinson, nacido en Inglaterra el 6 de enero de 1955, es ingeniero electrónico, pero se ha hecho conocido por su actividad cinematográfica. Su vida cambió cuando, a los 17 años, conoció al genio realizador ruso-francés Jacques Tati. A mediados de los '70 se dedicó al teatro como guionista y actor para pasar después a la televisión. Así, con su metro y 85 centímetros de estatura, dio origen a Mr. Bean, que lo consagró.

Pero Atkinson es mucho más que Mr. Bean. Algunos lo recordarán como el tartamudeante sacerdote de Cuatro bodas y un funeral (1994), como Nigel Small-Fawcett en Nunca digas nunca jamás (1983) o habrán reconocido su voz en el tucán Zazu, consejero de Musafa en El rey León (1994). A ello hay agregar un sinnúmero de apariciones en televisión.

Y en Una loca familia vuelve a las andadas como un pastor protestante que, preocupado por encontrar las palabras para un sermón perfecto, olvida a su mujer (Kristin Scott Thomas, famosa por El paciente inglés), que le pone los cuernos con el maestro de golf (un desmejorado Patrick Swayze). Pero eso no es todo: su hija pasa de un novio a otro al punto de ser calificada como ninfómana; mientras, su hijo es víctima de los matones del colegio.

¿Quién puede poder orden? Sólo un ama de llaves inglesa. Pero no se trata de Nanny McPhee y mucho menos de Mary Poppins.

Grace (como siempre una óptima Maggie Smith) está más cercana a la siniestra protagonista de La mano que mece la cuna y hace recordar al público que es necesario pedir recomendaciones, efectuando una válida comprobación de las mismas. La misantropía de la anciana es de un tipo muy especial. Cuando es asumida como ama de llaves por la familia Godfellow, decide resolver los numerosos problemas que la afligen matando a los responsables. O sea, recurre a lo que podría denominarse una ecología profunda.

El humor británico suele ser feroz, a pesar de que se supone que representa a una sociedad en la que el instinto social está más desarrollado. La black comedy es un producto isleño que después fue importado a Hollywood, con resultados no siempre meritorios. Resulta imposible no recordar dos obras maestras del género, ambas interpretadas por otro gigante: Alec Guinness. Me refiero a Los ocho condenados (1949) y El quinteto de la muerte (1955). Sobre todo la primera, en la que el espectador disfruta con cada crimen, porque todas las víctimas están interpretadas por el mismo actor.

Pensándolo bien, hay poco de qué reírse si es que el argumento se toma en serio. Pero, a pesar de que Atkinson trata de parecer dramático, es precisamente ese dramatismo el que hace reír. Incluso cuando juega al fútbol.

Y otra recomendación de los viejos tiempos: ¡No cuente el final!

Keeping mum. Gran Bretaña, 2005

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